Las
formalidades de la diplomacia hacen que los organismos internacionales se
sientan lejanos y ajenos. Los discursos son pesados y
largos. Y sus acciones
están llenos de condicionamientos, especialmente si son sanciones, que las hace
lentas, excesivamente cuidadosas y muchas veces cuando al fin se concretan
parecen de poco efecto.
Algunos
gobiernos, como el venezolano, se
aprovechan de estas circunstancias y con los más rebuscados criterios evaden los justos reclamos que se presentan en estos
foros.
Luis Almagro,
el actual Secretario General de la OEA, con una percepción lúcida encontró una
forma de comunicarse más personal directa y efectiva, la forma epistolar. Tal
vez escribir cartas le reste formalidad a lo que dice, pero la fuerza que
comunica, un sentimiento que todo el mundo comparte y se siente como una gran
tragedia, compensa y logra alcanzar su objetivo:
Que es
tan simple como que se entienda lo que aquí pasa realmente.
Apenas empezar a leer la carta, dirigida afectuosamente a Leopoldo López, la primera gran sorpresa: Así de poderoso e influyente ha sido el lobby chavista todos estos años que el mismo Secretario General de la OEA no sabía al principio que el juicio de López era una represalia política.
Te soy sincero, en un principio, trás tú detención, no sabía que eras un preso político. El gobierno había convertido la mentira en verdad continental; recién cuando vi la sentencia, asimilé palabra por palabra el horror político que vive tú país
Se dio
cuenta el simbolismo libertario que representa López y lo demás presos
políticos es de tal calibre que solo se logrará su liberación cuando nos desprendamos de este
gobierno, no antes.
En una
parte de la misiva hay una frase que es la que más ha llamado la atención
La sentencia que reafirma tu injusta condena marca un hito, el final de la democracia en Venezuela
Parece
que ya no hay nada que hacer ante la muerte del estado de derecho en Venezuela
pero realmente afirma todo lo contrario es el momento en que
hay que confrontar más fuertemente al régimen. Como diríamos usando una
expresión venezolana es el momento de “echarle pichón”.
Muchas
cosas se dicen en esta carta que revelan la gran preocupación que siente Luis
Almagro que trascienden su rol de funcionario de un ente continental que dice
de forma sentida lo que le preocupa nuestra país, donde ofrenda su amistad a
Leopoldo Lopez y a todos los venezolanos que no nos quebramos ante los abusos
de este gobierno.
Esta
carta tiene un final semejante a otros escritos que parecen que hablarán todos en sintonia.
Todos los caminos conducen a Roma y todos los análisis, artículos de opinión,
postura de países del continente y personalidades que he leído, después de desarrollar todos los
graves problemas del país y sus posibles arreglos, siempre pero siempre
desembocan en la misma solución:
Hay que
convocar el Referendo Revocatorio este año
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