Es increíble que los que deben hacer cumplir la constitución sean los primero que la violan. La Sala constitucional y todo el Tribunal Supremo de Justicia, se han convertido, no en el último interprete, sino en el deformador hasta la caricatura del texto constitucional.
Que se puede esperar cuando los último 12 magistrados fueron electos sin cumplir ningún requisito un mes antes que asumiera la nueva asamblea. Que en el acto de inicio del año judicial se vocearán las consignas del chavismo. Que bloquearán la ley de amnistía a los presos políticos. Que en plena vacaciones navideñas desploclamarán a los asambleístas de Amazonas para tratar de mellar la mayoría calificada parlamentaria de la MUD.
Ahí esta el detalle, en un país democrático mandan las mayorías. Y como no todos podemos estar presenten en el Hemiciclo del Capitolio escogimos a nuestros representantes, los asambleístas recién electos, llenos de la legitimidad que dan esos más de 2 millones de votos de ventaja. Negarles los derechos de auditoria y revisión a la asamblea es negárselo a los electores o sea, a todos nosotros, los venezolanos.
A pesar de la arremetida no hay que dejarse impresionar. Solo es papel mojado. No tienen pueblo, no tienen obras, pero si tienen mucha corrupción, arrogancia e ilegitimidad.
El claustro del TSJ se volvió la última trinchera del chavismo. Donde todas sus actuaciones solo muestran a Venezuela y al Mundo que este gobierno es absolutamente ajeno a la democracia.
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